Verano Brisas

TROTSKY

Cayó bajo el pico genocida

el hijo del granjero Bronstein

cubierto por la sombra democrática

en el amplio país de los aztecas.

 

Fue el árbol de los que no claudican,

de los que siempre apoyaron

la revolución permanente.

 

Lo miraron con reserva

burócratas y viejos dictadores,

y pecó de ingenuidad al permitir

que un alud de oportunistas

se infiltrara en su hijo predilecto.

 

Como luz de un espejo que se aleja

despierta aún sentimientos de admiración,

a despecho de otros amos y otros tiempos

que acicalan entre bombos, como antes,

los intrincados chiqueros del Poder.