Angel Gómez

He estado...

He estado pensando sobre lo nuestro, lo que planeamos a futuro, tanto tú, cómo yo.

 

He estado pensando en acoplarme a tus planes,

añadirme a tu espalda mientras me agarro fuerte de tu cintura.

 

He estado insistiéndole a mi mente que deje de pensar tanto el futuro y disfrute el presente,

porque es donde estás, donde estamos.

 

He estado pensando en ti y lo que te ha hecho ser tan importante para este hombre carecedor de sentido.

 

Y es que llegaste sin que te lo pidiese.

 

Solicitando entrar y abriendo la puerta de par en par en cuestión de minutos.

En pocos de días me había vuelto adicto a esa boca, a esos besos, que me robaban el aliento y que siguen haciéndolo.

Adicto a esas manos, que te sujetan mejor que un arnés en plena caída durante una práctica de alpinismo.

Adicto a tu risa, que me alegraba y alegra con tan solo escucharla.

Que, si fuese sinfonía, sería –por mucho– mi favorita.

 

No te miento, tuve y tengo miedo.

Miedo de que un día ya no estés más,

de que busque tus brazos, manos o labios

y solo encuentre un vacío infinito.

 

Pero, mujer, cuando me abrazas,

todo cambia, todo se me soluciona, los nudos se desenredan

y no me queda más que entregarme a tu amor,

a ti.

 

-ag.