carlos nivardo

HASTA LOS MALOS POETAS AMAN A LA MUERTE

A veces creo oír tu voz en la inmensa y larga noche,

Un flujo de recuerdos presiona mi mente

y a estas horas de la noche creo estar demente.

Te busco fraccionando mis culpas y la soledad,
Te llamo y al no escucharte aumenta la ansiedad,

Me callo y el silencio arremete con crueldad.

 

 


En el límite de tu vida;

La pendiente fue demasiado alta

y ambos caímos, quedando esparcido como graba olvidada.

Mi erosionado corazón sin energía y resistencia,

Se reduce y algún día dará fin a mi existencia

Te veo, en una gota de lluvia de primavera
Te siento, en una leve brisa de verano

Te quiero, en escalas imposibles de medir

 

 

 

En la turbidez de mi vida,

Fuiste capaz de construirme desde los cimientos.

Replanteaste todos mis sentimientos,

Cultivaste y regaste deseos y pasiones

Deleitándome siempre con tus canciones.

 

 

Como me gustaría torcer el tiempo
Y analizar tus facciones con cuidado,

He cometido el peor pecado al haberlos olvidado;

Que dios me perdone al haber blasfemado

Cuando de mis brazos, él te ha arrebatado

 


Te proyectas en las sombras del futuro

Derivas de los ecos del pasado

Te aferras al presente cansado

Y aunque debo. No te he olvidado
En el cielo o el infierno estaré a tu lado,

Abrazándote y besándote como ya he imaginado;

Nunca te dije adiós, sino un hasta luego.
Solo un plano nos separa, y ya no está muy lejos

 

 


La noche esta fría y húmeda

Al igual que mi cuerpo,

Un año ha pasado desde tu último susurro

Pero una voz cálida se escucha en la sala;

Ya falta poco,

amada mía
Pronto no habrá penurias ni tristezas

Solo silencio,

¡POR QUE!

Hasta los malos poetas, aman a la muerte.