Del otoño rememóro la luz dorada
a través de la cúpula vegetal
oígo en el camino el tañído musical
de una campana casi olvidada.
Era una ermita tan antigua
que tenía un arco de herradura
allí dentro no existía la premura
y la luz era tímida y exigüa.
Sin embargo allí hubo fieles
acudían al son de sus campanas
a honrar la santa del lugar.
Música, empanadas y miéles
nunca faltarían para la fiesta ganas
in un espontáneo deseo de amar.