Y aquí voy en el autobús sola como deseaba pero no sin echar de menos lo que dejo atrás. Pero una rosa llevo conmigo metida en un libro con una dedicatoria y un regalo que ha dejado huella en mi propia persona.
Hasta las 8 no llego, así que aun tengo tiempo para situarme y hacerme a la idea que mañana trabajo, visitaré a mis padres y recogeré a mi perrita.
El cielo está gris con nubarrones de tormenta pero ello no quita luminosidad al día.
Hemos parado 10 minutos en una estación de servicio y el que más y el que menos ha hecho lo mismo... Somos un cúmulo de necesidades físicas y emocionales. De paso me he comprado dos tabletas de chocolate artesano uno negro y el otro blanco además de un tablerone, y que curioso ¡no me han sabido a nada! y siguen prácticamente enteras en la insulsa bolsa de plástico blanca donde me las han metido.
No me gustan las estaciones de servicio. Son frías, impersonales y todos parecemos autómatas. Pero en realidad no lo somos porque cada uno vamos pensando en nuestras cosas y nos abstraemos en nuestro propio mundo.
Y así van pasando las horas, para mi muy rápido pues entre el móvil, el sueño que tengo y mis pensamientos, las horas se convierten en minutos... Me pasa el tiempo sin darme cuenta, demasiado rápido lo que agradezco inmensamente siendo esa la tónica en mi vida.
Lo único que lamento es que me he olvidado los auriculares en el otro bolso y no podré ver una película de esas que a mí me gustan.¿ Para qué habré llevado dos bolsos si con uno me habría arreglado perfectamente? ... En fin me gusta ir conjuntada... No lo puedo remediar...
Bueno, ¿Y ahora qué?... Volver a partir de cero y ni sé cómo se hace eso.... Pero me llevo un libro, una rosa y un regalo con el que no contaba..