Encontré un árbol frío que respiro en mi piel, intente escribir en la marea del mundo que mata cuando acepta el amanecer, olvide al acostarme derretir la noche, al revés en el mensaje se acercó el lápiz y dijo desconocer el día, me desarme en alas y encontré el fino color de estar así, fue a donde perdí la medida de sentir, vi en mis dudas la virtud de escuchar el final del mensaje y no sucedió, calle el momento que observo el debate sin pensar en la sinceridad, fingí calamidad en mi alma, en la madrugada en donde aprendí a extraña el tiempo sin importar desconocer lo prohibido de mí.