La mañana relajada me seduce
Y en todo segundo el viento fresco
huele a belleza de unos lejanos y prestos
ojos caminantes, huele a candela dulce
y a llama bajada del levantado cielo,
como hechizo audaz que me enloquece.
Huelen a su risa y lustrada esencia,
que va envuelta y atomizada de magia
sobre un mar de encantada hoguera
tan cálida, tan abrigada,
tan apasionada, tan aromada,
tan llena de misterio y ambrosía
tan suya, tan mía.
Es un sortilegio
de frenético avivo, de calor,
de caricias, de efervecido amor
y de jugosos bríos en hervor,
preparados en brebajes de miel como frescas
tartas de mango, melocotón y cereza,
en tierno aroma de ternura y brea
que hechiza mi palpito, mi sangre y toda pasión.
Es un extasis que nutre y mantiene,
que levita sentidos del alma ferviente,
que enciende chispas suaves y sutiles
incendios entre los abrojos con pensarle,
e hipnotiza como el influjo de Venus excitante,
cuando el viento trae a mi núcleo, a mi mente
y a mi aire, su red de versos y embrujo flotante.
Mariana Gutiérrez, Julio 2018