\"No me buscaste,\"
me dices...
y yo te digo con dolor:
\"Eres tú el que me dejaste
en esta tregua interminable.\"
Te adoro en esta ausencia
que sangra
como una calle larga;
como un ayer
al que ya le cae sombra.
Te adoro
en este patio que vas forjando
con tus manos...
para que yo viva,
para que renazca mi alma.
Yo sé que vendrás
a mi balcón de luz
y escribiremos juntos
los cálidos versos,
húmedos de lágrimas.
Y nos visitarán melodías;
violines del cielo
bajarán hasta mi ventana.
Aquí te espero
para adorarte como ayer.
Amado,
tus manos están adornando
con flores y cintas
mi desierto....
Ya no habrá más soledad,
ya te acercas a mi umbral.
Ingrid Zetterberg
Dedicado a mi amado Jesucristo
(Amigos, mi poema también está en el video adjunto)
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