He dado con la conlusión de que la meta solo es un incentivo para poder avanzar, y que es sin duda esto ultimo, lo que verdaderamente nos beneficia;
que caerse es el máximo y único requisito para caminar mejor;
que la vida es una constante rutina de tropezones, y que al final son estos los que nos preparan para los pasos más difíciles;
que por lo general las personas con los mejores caminos tienden a cortarse las piernas, en algunos casos, por miedo a triunfar;
que no se trata de llegar primero, sino de llegar con “más”: más personas a nuestro lado, más ganas de seguir avanzando, más razones para hacerlo y por ultimo con más camino por recorrer;
que nunca se trato de justificar los medios por un buen fin, sino que en ultima instancia, el verdadero fin de todo lo bueno son los medios con los que se consigue;
que siempre somos por alguien más y que así como dijo Benedetti es vital hacer que los demás sean;
que es crucial darse cuenta que quien te dijo que todo después de la muerte sería mejor, te quitó directa e indirectamente las ganas de mejorar aquí y ahora, de poder así ser el “cielo” que otro necesita, que tú siempre has necesitado;
que de una forma u otra somos el resultado de lo que hacemos, sí, de lo que hacemos: por lograr las cosas, por cambiar el mundo, por ser mejor día a día, por mejorar nuestro ambiente con cada paso;
que el amor es la salida, es nuestro aire de libertad y que ser felices siempre, no debe ser un sueño, tiene que ser una realidad latente en cada una de nuestras vidas.