Joseponce1978

Cuando dormías

Esta tarde estabas tan hermosa

cuando dormías,

como para recubrir la prosa

de poesía.

Tumbada en la hamaca del jardín,

tan inconsciente

que tu vestido alivió el cariz

de un todo inerme.

Desde tus párpados extendidos,

suaves gorriones

regresaban ebrios a los nidos

de nuestros nombres.

Te amparaba del sol estival

una morera.

Su sombra, ansiosa por recalar

sobre tus piernas

y despeñarse en tu descalcez,

tomó la forma

de agujero en la radiante red

abrasadora.

Tu cadenciosa respiración

se acompasaba

al balanceo hipnotizador

de las arañas.

La fuente quiso hacer de testigo.

Con su rumor

me dijo que soñabas conmigo.

Me confesó

que yo era la causa de tu risa,

pues de mis dedos

brotaban los suspiros de brisa

que un tanto intrépidos,

pedían la vez para jugar

con el mechón

ensortijado que orla el altar

de tu fulgor.

Esta tarde estabas tan hermosa

cuando dormías,

qué de celos sucumbió la rosa

de Alejandría.