Ella tiene sabor de abrazos
retenidos en la boca,
besarla es un viaje,
la llegada a una casa
de ventanas abiertas.
Su sonrisa es un lago,
un camino curvo
de zapatos blancos,
donde me acuesto
a escuchar la alegria.
Acuna en sus manos,
un pequeño poema,
cos sus ojos lo besa
deteniendo el instante
que palpita en mi voz.
Eduardo A. Bello Martínez
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