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Acaricio tu alma con lujuria loca,
beso tu boca con raudales de ternura,
tomo tus manos, las estrecho en mi regazo
y me voy embriagando de una dulce calma.
Recorro los caminos que hay en tu cuerpo,
me adentro en ellos y te poseo por completo
y en esta dulce entrega pierdo mis estribos
¡y sólo quiero amarte…amarte y sólo amarte.!
No quiero despertar de este profundo sueño,
porque si lo hago... quizá te habrías ido,
yo me quedaría con la amargura latente
y seguiría pensando… que nunca te he tenido.
Felina