Un industrial, integrante de una sociedad, se hace pasar por muerto y organiza su propio velatorio.
Para esto consigue de un amigo médico, un certificado de defunción a su nombre y hace creer a algunos familiares que ha muerto y que ha dejado una herencia de muchos millones de dólares.
El plan es hacer confesar, delante de todos y en el mismo velatorio a uno de estos familiares, el asesinato de un gran amigo.
Pero todo se complica cuando la escribana actuante quiere ver el cuerpo del difunto.
Todo cambia y se llega a un final totalmente sorpresivo e inesperado para todos, porque lógicamente el cuerpo del muerto no está, porque el muerto está entre los vivos.