Si ves que mi boca ríe,
esa no soy yo.
El dolor gravita
dentro de mí
desde que me he perdido
en la nostalgia.
¡Y ya no puedo creer!
De pronto
la niña que asomaba
en mi interior,
no se halla más,
se marchitó cual una flor.
¡Y ya no puedo soñar!
Todo lo que hasta ayer
era verdad,
perdió su forma,
su valor.
¡Y ya no puedo confiar!
De pronto
todo se volvió oscuridad.
Amor,
esa palabra tan repetida,
tan sin sabor,
¿hasta cuándo rodará
por el mundo,
engañando
y siendo engañada?
Nadie ama.
Hay un río de gente
que camina sola,
vencida,
que deambula en la noche,
que sube, que baja,
que ríe con dolor,
con sed, con ansia...
Pero hay vacío
en los rincones del alma.
¡Nadie ama!
Ingrid Zetterberg
De mi poemario
\"Por el valle de los aromas\"
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