Mi llanto es sangre del alma,
dolor que vierten mis ojos,
impotencia que lastima
a mis sentidos absortos,
por los horrores vividos,
inocentes que tan solo
sabían, de risas y juegos,
soñar sin ningún abrojo.
Vuelen, vuelen angelitos
busquen y besen al dodo;
¡Que nicaragua seguirá
luchando con fuerza y aplomo!