Eh desencadenado cataratas en las riberas del ojo serpentino,
traslucido por mi Alma que te ha dejado calada de cenizas y escalofrío,
por sed cabalgante en las noches de otoño y de luna reverbera,
que te adiestraron a creerme y hacer de mi tu venturosa cena.
Más lo que nos separa no se compara ni por mucho al infinito
pues procure alejarme aceptando mi sanción y mi castigo.
Prosternare mis huesos al olvido si tú así lo quieres
y nadare en las brazos confinados de tus placeres,
solo hace falta un suspiro que como llave me entregues
para que mis ojos se aclaren y del destierro me liberes,
para que ya mas nada nos separe, oh mi dulce Amor
y pudiéramos en miel y rosas purgar nuestro Temor.
Por que en medio de esta catarsis de separaciones e indecoros,
revelé mi amor al miedo y al no querer estar solo,
recorri el frio de cadenas incipientes a desunión
y fui soberano de la angustia por no recibir tu amor.