A. Martinez

Verte.

 

Abrir los ojos y verte llegar,
con el sol,
pegado a la ropa.
Y de pronto,
es primavera,
que viene con el retorno
de la risa a mis manos.
La libertad respira,
sabiendo,
que anda cerca tu cintura.
Rodeada de amanecer,
te ves tan limpia,
como si nada pudiera tocarte,
solamente yo,
que tengo en los labios,
la presencia de los tuyos.
Te doy abrazos
llenos de madrugadas,
y tu me plantas
semillas de cariño en el pecho,
de donde emergerán espigas,
hijas de las palabras
y los sueños.

Eduardo A. Bello Martínez
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