Los médanos y el mar junto a mi reja,
un cuadro que se anima en la mañana
que filtra haces de luz por la persiana,
y el sueño entre mis párpados refleja.
Habita el bien aquí y el agua espeja
las flores del balcón, y la campana
de la escuela parece tan cercana
que alegra el corazón, nunca se queja.
Y al escuchar tu voz en el sendero
que canta con el viento de los pinos
comienza nuestro cuento verdadero,
pintado en aquel cruce de caminos,
cuando giró tu paso forastero
y festejó el vitral nuestros destinos.
Encantos matutinos
que celebran las aves con su coro,
y baña el sol con hálitos de oro.