Seguro que pensáis que estoy loco, pero no es así. Existen y están entre nosotros.
A ellos dedico mi poema:
Dulces son los sueños que apaciguan los pensamientos
Triste es la memoria que recuerda el pasado
Y yo en medio de todo sólo existo para contemplarte
Veo a traves de ti, toda tú.
Miro cómo son tus sueños añorados, cómo tus ojos reflejan su forma
Veo lo que tú ves, y sueño lo que tú quieres soñar.
Rio cuando ries y lloro cuando duele.
Cuando lo inalcanzable es tan leve y frágil que al final se rompe
Cuando lo permitido es tan amargo que no lo puedo resistir
Así paso las horas, dulces cuando estás. Amargas cuando te alejas
Alguien dijo alguna vez que enamorarse sólo es cuestión de química.
Me gustaría que fuera verdad, pues así encontrarían antídoto.
Mi amor hace que vea elefantes rosas.
Hace que el sol ilumine tus manos y se conviertan en mariposas.
Vuelan hacia mi, me acarician las mejillas, se posan en mi pecho.
Escuchan los latidos de mi corazón, que como un viejo tambor
tocan un redoble acompasado.
El sol ilumina tu mirada, ya veo el fondo de tu corazón.
Veo mi figura recortada frente a los hermosos rayos de la luna
Echizada por la hermosura de tu corazón.
Me acurruco y sueño contigo, te veo pasar a mi lado
Tu vestido blanco roza mis pies desnudos y me despiertan
Quieres que te siga entre los árboles,
me llamas y acudo fiel y veloz
Quieres que te ame más que a mi vida. Difícil deseo, pues sólo eres un elefante.
Mi imaginación quiere que siga soñando,
pero mi alma inquieta desea la paz
El descanso eterno, aqui entre la espesura del bosque
Cierro los ojos, no quiero que me desveles, me concentro en el alba
Que ahora se acerca, infalible a su eterno destino.
Sigues tu camino, pero cuando te giras, ves que me levanto.
Voy hacia ti, no ando, no muevo los pies, quiero huir y no puedo
El echizo esta en el aire, no me deja desatarme de ti
Tu pelo ondea y cubre tu rostro, ya no sé quien eres
Me acerco más a ti
Extiendes los brazos y me invitas a refugiarme
Sigo escapando, pero no puedo
Tu llamada viene del alma, del corazón.
No puedo evitar llegar a ti.
Tu cuello apunta al cielo, pide que se cumpla tu deseo.
Exige que se haga real tu sueño.
Clama su botín por el que tanto ha llorado
Me acerco y te beso. ya nada importa
las hadas nos rodean, cuidan de nosotros
Protegen el amor de miradas que lo rompan.
Tus labios son de fresa, azucar y rosas. Ya no eres elefante.
Tu cuerpo se perfila entre los plieges del vestido blanco.
El sol esta alto en el cielo.
Lanza sus pequeños rayos entre nosotros.
Ilumina el momento. Quiere que sea eterno
¿Qué puedo hacer yo ante tanto poder?
Sólo, ante todo, me dejo llevar por tu mirada.
Rodeo tu cintura con mis brazos.
Estrecho el cerco que nos separa.
Junto mis labios más y más. Ya no caben los rayos de sol entre nosotros.
Pasa el tiempo y la luna nos mira.
Este poema es tan raro como ver un elefante rosa. Pero si lo lees bien, encontrarás la verdad.
Sus frases encierran el pensamiento. Su cadencia se alinea con el ritmo de los corazones agitados.
Su forma es igual que la de dos cuerpos unidos. Amándose hasta que cae la noche. La pasión lo mueve como las hojas que caen en otoño son movidas por el viento.
Si lo ves y sonríes serás feliz.