Verano Brisas

SÓCRATES

Un frío cosquilleo me corre por el cuerpo

ante la posibilidad de conocer los efectos

de la famosa bebida.

Quizás yo sí me hubiera fugado de la cárcel

(por cierto, que los hombres van cambiando

con el pasar de los siglos).

 

Me duele tanta adversidad,

encarnada en un ente femenino

cuyo nombre casi todos conocemos.

Otra cosa fueron los comediógrafos,

que al menos lo pusieron por Las Nubes.

 

Me desconcierta –repito– tanta serenidad

ante el hecho inexorable.

De allí mi curiosidad por saber

las sensaciones que se tienen

al apurar el deletéreo bebedizo,

en tanto algún amigo sacrifica

el mejor de sus gallos a Esculapio.