Cariño, las palabras son sólo palabras,
y las promesas son sólo promesas,
excepto cuando le entregas un sentido a éstas
y he aquí varias certezas:
No quiero poseerte,
eso no me enloquece,
complementarte es mi anhelo
y ser para ti un consuelo.
Cariño, amarte es lo que deseo
y protegernos el uno a otro, mi sueño.
Mi alma entregarte,
pero con mi esencia siempre quedarme.
Tal para cual
sin abandonar nuestro afán,
ese afán de gozar,
gozar en la soledad.
Y cada vez que sientas miedo, cariño,
por ti seré valiente, cariño.
Y así por las noches velaré tu sueño,
y cuando lo necesites seré tu pañuelo.
Así será este amor,
mucho mejor que el profesa un trovador.
Tú y yo unidos
por algo mucho más grande que el destino.