Como un destino irracional
ajeno y extraño a mi ser,
a mi sangre,víceras y cuerpo.
Condicione mi mente
y sepulté aquellos restos
para ver como brotaban.
Los días pasaban y nada frutificaba,
entonces requerí a la tierra
que indiferente me cubría
el propósito del ser.
De esta forma,mis restos
estan sepultados.
Sintiendo que en cada amanecer
revive mi cadáver.
Algunos de su caudaloso río
al pasar dejan caer gotas,
otros dejan su brisa de paso.
Pero sigo muerto como antes.
De toda forma,estoy ocupado,
acompaño a las sombras
de los difuntos vivos
que en el éter deambulan.
Espero...
esa brisa renovadora
de cada amanecer,que vivifique,
que exhuma mi cadáver.
¿Y si no fuese así?
De cualquier manera,el experiménto
es sorprendente,he comprobado
que el ratón Pérez existe!!!!
Julio Carbó