Tengo pecas y lunares, de hecho mis ojos brillan como estrellas fugases. Pero nadie, nadie ha contando las lágrimas que alguna vez yo derrame por su amor. Porque él tan solo pensó en su avaricia y en su maldita ambición en tener a alguien cuando se encontraba en aflicción. Pero solo él a mí me utilizo, por eso es que desde este día le he cogido rencor, porque no es justo de que yo sufra cuando ese maldito fue a mí a la que dejo, pero desde hace tiempo deje de mendigar por su despreciable amor. Y ahora me amo a mí con fraternal amor.