(In memorian)
Bosque de sombras
que esconde tu andar sigiloso,
y la sonrisa más triste
convertida en humo.
Secreto bosque
que guarda tu suave voz,
que emanaba
una honda orfandad.
No volverá tu risa
a atravesar mi puerta.
Se opuso
a tu naciente alegría
una bala furiosa
en la oscuridad.
Abandonada,
sin lámpara de hogar,
merodeabas
entre las drogas
y el frío de la soledad.
Niña apacible y frágil,
sin luz de madre;
no vendrás ya
a buscar refugio
en mi ventana.
Ni tu delgado brazo
se asirá más
de mi campana.
Porque tus manos
se aferraron engañadas
a las lianas
del bosque solitario.
Me parece
que voy a verte,
pero tus cenizas
regresaron solas.
Y me pregunto:
¿quién consoló
tu frente?
Tu madre te olvidó
en el inicio de tus pasos.
Ella está vacía,
es sólo una máscara
sin alma.
Tus pesadumbres,
¿dónde han ido?
¿Hacia dónde
va tu espalda?
Silencio.
Tu corazón se calla.
Está herido
de muerte viva.
Y hay algo que sube
de tu ausencia amarga,
como mansedumbre
lejana,
que enciende
la vida nueva,
como lumbre.
Y una paz de amanecer
me llega
cual misiva hermana;
y me anuncia
que para ti
ya todo está en calma.
Ingrid Zetterberg
Dedicado a Cristina, una joven drogadicta
de mi barrio, que murió asesinada.
De mi poemario:
\"Tu luz y mis versos\"
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