Desdóblate y mira dentro,
para que hablen las entrañas.
Que al mirarte desde fuera,
las dudas se desentrañan.
Voces ocultas que esperan,
para poder ser palabras.
Que los sonidos se expresen,
como inteligibles páginas.
Escondidas en los bordes,
que los sentidos declaran.
Viven las claves del tiempo,
para poder expresarlas.
Bordadas con sentimientos,
que atraviesan las ventanas.
Las ventanas de la vida,
que permanecen cerradas.
Que te miren desde afuera,
limpias y justas miradas.
Para enseñarte a vivir,
perdido entre tus palabras.
Sutiles viajan las penas,
cuando el interior traspasan.
En alegrías trasmutan,
cuando se libera el alma.
Abrázame desde dentro.
Para que la sangre engrase,
los engranajes que fallan.
Y en el cálido apretón,
se me apacigüen las ansias.
Que se conmuevan los órganos,
ahítos de telarañas.
Limpiando las emociones,
para que sinceras nazcan.
Y en las latentes locuras,
que se pierden en la nada.
Del corazón los latidos,
bailen rítmicos de calma.
El poder de la razón,
nace del centro y se irrádia.
Para ocupar los rincones,
de falsas encrucijadas.
Con la fuerza de un ciclón,
explosiona y da templanza.
Fuerza inaudita que emerge,
para deshacer las trampas.
El espejo en que te mires,
no siempre es imagen sabia.
Tratará de distraer,
con sus ladinas miradas.
Para seguir ocultando,
las fealdades camufladas.
Solapando las verdades,
con adornos de hojalata.
A. L.
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