Eres el árbol que no deja de crecer,
secuoya gigante;
echas raíces, eres cabezota.
Me tiras el humo a la cara,
me calas...
pero me dejas caminando frente al Sol,
entre \'\'adioses\'\'.
Pienso que estarás allí,
pues tú eres tú, eres tuya;
eso es lo que te hace bella.
Esta pena se alarga,
siento el fuego, la penumbra,
aquellas alas de Ícaro que quemaste...
me dejaste tocado.
Y allí estás tú otra vez,
tan incognoscible, tan libre...
y aquí estoy yo, entre todo fuego
entre el humo y tu cara;
unas llamas cansadas de arder.