Alejandro

Inevitable

Mi mano escribe

para detener el tiempo,

para llenar de azul el gris,

y rescatarme del tedio

de vivir por vivir...


Mi mano, independiente,

no soporta, en las caras,

las falsas sonrisas,

ni las palabras que tanto

vuelvo y vuelvo a escuchar.


Mi mano herida

cuando se gasta la tinta,

la sangre de musa

que derrama con la pluma

sobre el papel

en juegos de palabras

carentes de sentido

para el que ve

y no sabe mirar.


Mi mano desgastada

de pisar el asfaltado papel,

de caminar cuesta arriba

los renglones de la soledad,

de cazar versos monumentales

que no se dejan domar.


Y la razón, obsoleta ante mi mano

que no quiere parar

de gritarle a la cara

que antes que vivir

tranquilo entre la clandestinidad

de ser un pez en mi pecera,

prefiero morir contracorriente

como un salmón luchando afuera.


¿que más dá si el viento

sopla tres notas y canta

lo que florece en mi desierto?

¿que alguien acune en su pensamiento

lo que se fuga mi?

Sea o no sea mi mano no deja

de escribir y escribir.