Aquí nace una poesía
las sombras nocturnas reptan
son sigilosas, astutas,
una noche sin estrellas
mi mente la busca a ella.
Noche pluviosa, serena
el colibrí se resguarda
en los ramales del cedro,
dormita y entre sus sueños
sueña en cantar a la luna.
Voz infinita, etérea
incansable vos navegas
entre calles de tristeza,
tu traje fino es realeza
un aura blanca, pureza.
En tu candor cosechas flores
dalias, claveles, geranios,
que tapizan verdes campos
aguas dulces de las fuentes
a tu paso enmudecen.
En tu mano filosa hoz
sacudes las parcelas,
esparces una oración,
al viento seduce tu voz;
la misteriosa canción
eleva blancas esferas
hacia el firmamento bruno,
acto mágico un incendio
llena el cielo de luceros
latidos de inspiración.
Llévame por los senderos
donde pierde la razón
el poeta, inunda mi alma
cultiva preciosas gemas
que brillen a la distancia.
¡Llévame, y no me sueltes!
enversa mi ser, suspiros
anhelos de lo vivido
del estaño del olvido
dormir, morir mientras vivo;
huyo pero tú me encuentras
en la noche o el silencio,
la vigilia que no duermo
intensa llama, pasión
tu nombre: Inspiración.