Toca vivir
con el almanaque desnudo en invierno
escudriñar
cada leyenda de flor
como hace el viento otoñal
el tiempo es candor
breve que vacía
los hálitos y labra con su espada
la piel
boca de escamas
que exuda un río de agua clara a través
de los días
el ímpetu se apaga como coctel
de fuego y el cuerpo succionado
se evapora en monólogos
luego
ya no obsesiona la libertad
amante ruidosa de vientre en trance
y labios ligeros
el lecho ahoga su animal feroz
y espera amanecer
sin más sudor frío
con café
caliente y el desenfreno subsumido
en el diario de las seis