Me escondo entre las ideas,
para que emanen los versos.
Más quisiera ser cantor,
aunque me falta el aliento.
También quiero ser pintor,
pero me tiemblan los dedos.
Queriendo ser escultor,
entre los barros me pierdo.
El verso que sobrevive,
a los rigores del tiempo.
Va recubierto de amor,
para que dure el efecto.
En su largo caminar,
si no se queda maltrecho.
Va desbrozando el sendero,
para no quedarse preso.
Testigo de las nostalgias,
que fluyen como hervideros.
El verso baila en la sombra,
ansiando no estar sujeto.
A las nostalgias se abraza,
como un naufrago al madero.
Adornándolas con flores,
para solapar el negro.
Porque quiere ser actor,
para declamar conceptos.
Altos vuelan cual cometas,
variopintos pensamientos.
Que a fuer de ser caprichosos,
despiertan el intelecto.
Flotando entre los embates,
a los que somete el tiempo.
Hilan la sutil madeja,
de los azarosos versos.
En la nube de vivencias,
donde guardan sus secretos.
Se deciden a plasmar,
los arcanos sentimientos.
Cerco que envuelve la Luna,
que aunque no sea su reflejo.
Va seduciendo conciencias,
vagando entre los luceros.
En noches de Luna llena.
Cuando es sólido el silencio.
Un aullido se repite,
para detener el tiempo.
Escondido en las ideas,
revelo mis sentimientos.
A. L.
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