Eres única, inigualable
e irrepetible.
Pero si quisiera compararte
lo haría así:
Tus cabellos son como cortinas
de sedas tiradas al viento
sensuales y armoniosas.
Tus ojos son como las estrellas
vibrantes de la noche
con su tintinear de lucecitas
Tu mirada es un ensueño
que invita a soñar contigo
la dulzura del paraíso.
La belleza de la primavera
solo es comparable
con la belleza de tu sonrisa.
Tu voz, es el preludio
de una hermosa melodía.
Es un canto celestial.
Como la dulce miel
son un bocado,
y una invitación al pecado
tus labios son.
Las montañas sagradas
las que de placer rebozan,
son puro fuego,
esos tus hermosos senos.
Y tu cuerpo ... tu cuerpo
es el deseo carnal
... es el ideal
para el pecado mortal.
Antonio Encinas Carranza
D. R.