Llega la noche y me baña en recuerdos de la primera vez, una vez en la que yo pude adivinar de entre tus labios los secretos dormidos de una sonrisa que acabaría con cualquier melancolía turbia de un océano ardiente, en tu boca yo pude memorizar las olas que merodean por los bordes de tus carnosos carrizos, y nadar en la curiosidad de imaginar los recuerdos, los besos y las interminables cosas que han dibujado tus palabras para después darme cuenta que tu voz va tocando frecuencias exquisitas las cuales contienen la sintonía perfecta de armonia dulce que necesitan oler mis oídos.
Y que podría decir un tacto visual que resguardo en el iris de mis ojos los colores de tan suave geometría nítida y surrealista de tu rostro donde me preguntaba de que colosales y espectaculares colisiones estelares salieron los atomos que componen cada espacio de tu cuerpo el cual es un nulo error de una obra única e irrepetible por los siglos de la eternidad y hace ver del entorno una completa invisibilidad de luces apagadas a las cuales tu presencia les da vida porque tu eres la unica que irradia, y al observarte me hacía dudar si estaba viviendo la realidad o tocando el más hermoso rincon del paraíso en mi mas soñador y profundo sueño.
Y yo podría dibujar fantasmas fulgurantes a lo lejos donde impera una montaña colosal que gobierna la vista y contigo se queda lo surrealista.
Tu presencia debe ser en todo momento luto de las tristezas y fiesta de emociones incalculables.
Podría hacerme pequeño ante la interminable capacidad de verme envuelto en un mar de sincronía entre palabras que salen de mi mente dormida para entregarse a la incertidumbre sosegada de una mujer que hace surgir esto en mi y que el secreto debe permanecer oculto en sombra de mi corazón lo que va naciendo en mi de forma natural en caudales que se gestan sobre rincones ocultos de mi alma.