Si me atrevo hoy a escribirte, quisiera que mis palabras puedan llegar a reflejar todos y cada uno de los dulces restos intactos de mi alma, aunque mejor sería dejar a mis ojos que te digan lo que siento, es que al fin de cuenta el gesto de una mirada expresa mucho más que el dibujo exacto de una palabra; pero mi corazón, además de expresar, rompió esa barrera de la amistad de la que tanto hablas y te pido disculpas por eso; pero es que desde que te conocí, desconocí mis límites y si algún día mi corazón es merecedor de poder abrir y entrar a las puertas de tu alma, por favor házmelo saber. Déjame creer que los milagros existen y si ese día llegase de verdad pues concédeme este pequeño deseo, besarte toda una noche hasta quedarme sin aliento ¿Es posible? Si me dices que sí, entonces seguiré pensando en ti, si me dices que no, entonces moriré feliz. Puedes decirme lo que quieras, sea lo que sea yo seguiré por siempre aquí y no soy de los que busca grandes cosas en la vida, sino pequeñas cosas que hagan mi vida grande, no busco un amor ardiente, ni impetuoso, ni frenético. No es que menosprecie la pasión es que aspiro la perpetuidad que suele albergar el amor sereno y entregado, así que no es tu físico, no es tu imagen, ni tu pelo, ni mucho menos tus ojos, es todo lo que eres por dentro, es todo tu ser. Lo siento, indiscutiblemente no te puedo evitar y aunque una tarde te dije que a veces las personas callamos lo que sentimos por temor a perder lo que tenemos, pues esta mañana me atrevo a escribirte que me gustas, te siento , te quiero y te anhelo, no quiero saber que pasa, no quiero escuchar razones, solo deseo recorrer a paso lento el puente de emociones que tendiste ante mí y disfrutar el camino con los ojos vendados, sin pensar en mañana, sin pensar en ayer, dejándole todo al cielo y también a la esperanza como quien no espera nada, no pide nada, solo que estés aquí. Mis sentimientos no deberían cruzar los límites de la amistad, eso lo sé; pero bueno de eso se trata esta carta y por eso la titulé con ese nombre, crucé mis límites mediante un papel pero no con el verbo. Mis letras son para ti, solamente y exclusivamente para ti y aunque sé que más allá de la amistad no debemos seguir, mi amor, tengo que hacerte saber, comprender y entender, que te quiero, te amo y te deseo. Sé que mis letras arriesgarían una amistad; pero la vida me ha enseñado que un sacrificio por amor no es sacrificio. El que realmente ama nada le cuesta, nada le importa y nada le duele. Amar no es sinónimo de sufrimiento como muchos piensan, amar es la fuerza más extraña que te impulsa a darlo todo en todo momento, sin importar nada, ni el sacrificio ni el sufrimiento. Como ves, soy capaz de sacrificarlo todo por ti y si ese día del que te hablé llegase, espero que puedas perdonarme. Perdóname si tu mirada me cautivó, si tus labios me enloquecen, si tu forma de ser me llamó la atención, si tus ojos y tu mirada hicieron de mí el más feliz de este mundo. Perdóname si amo cada corto momento que estoy a tu lado, si amo cada instante que estoy junto a ti, por querer ser el autor de tu mejor canción de amor, por querer ser tu primera sonrisa al despertar cada mañana, ser el Sol que entra por tu ventana y que te alumbra todo el día, perdóname por querer ser la noche que apaga tu Sol y tu estrella más brillante que encandile tu mirada y me gustaría ser el primero y el último que camine a tu lado porque con un simple hola puedes alegrar mi día, porque a tu lado no pasa el tiempo y por último perdóname por el simple hecho de quererte tanto, incluso más allá del límite.
Sin más: Reinier