josecarlosbalague

ES LA HISTORIA DE UN AMOR COMO NO HUBO OTRO IGUAL

Le entregue todo a aquel hombre

mi juventud, mi ilusión,

mi cuerpo y mi pasión.

Le entregué también mi amor

 

En cita a ciegas nos vimos.

Me gustó nada más verle.

Deseos de poseérle

se apoderaron de mí.

 

Me advirtió que no era libre

y que estaba casado,

que si lo había aceptado.

Dije que no me importaba

 

Fue en el segundo encuentro,

apenas sin conocernos,

loca ansia de poseernos

a la cama nos llevo.

 

Dentro de la habitación

puso su boca en la mía,

que ya abierta la tenía,

y con pasión me besó.

 

En aquel segundo encuentro

el sexo fue fascinante.

Me propuso ser su amante.

Dije enseguida que si

 

Y no es que me sedujera,

con el fui porque quería.

Y así fue que aquel día

empezó la relación.

 

Me llevaba muchos años,

su hija podía ser,

Inquirió mi parecer.

Dije que me daba igual

 

No hubo por su parte engaño.

Nunca me ocultó nada.

Cumplió la palabra dada.

Dijo siempre la verdad

 

Se portó muy bien conmigo.

El atendía mis gastos,

que no eran nada fastos,

y en los pagos me ayudaba.

 

Yo nunca le pedí nada.

Sin decirle comprendía,

y en mi ayuda acudía

siempre que lo precisaba.

 

También me daba dinero

cada vez que me faltaba.

En él siempre confiaba.

No halle nadie como él.

 

No me sentía pagada

por aceptar su dinero,

ni el nunca estuvo altanero

cuando dinero me daba.

 

No era ni soy prostituta.

No me vendo por dinero.

Me entrego al hombre que quiero

y ese hombre era él.

 

Cierto día sucedió.

Bebí más de lo debido,

mi mente se había perdido

flotando en nubes de alcohol

 

Nunca se lo habría dicho.

Entonces fue diferente.

Se lo dije claramente

lo que quería decir.

 

Bebí para decírselo

o dije porque bebí.

Decírselo no debí,

pero lo dicho está dicho.

 

Le rogué, le suplique

que conmigo se quedara,

de su mujer se olvidara,

y se quedara conmigo

 

Al oír mi explicación

quedó en silencio un buen rato.

no le resulto muy grato

pero sereno escuchó.

 

Cuando el silencio rompió

dijo no podía ser.

Que el amaba a su mujer.

Que nos quería a las dos.

 

No tuve otro remedio

que aceptar su decisión

con sumisa abnegación;

no quería romper con él.

 

Me decía que me amaba

y yo que no le creía,

le decía que mentía

el me juraba que no.

 

Si realmente me amase,

pensé, llegaría un día

que conmigo quedaría

y dejaría a su mujer.

 

Fui su amante muchos años.

Me entregaba embelesada,

felizmente agotada

del sexo que tenía con él

 

Mas un día reflexioné.

¿En qué estaba yo pensando?

¿A que estaba yo esperando?j

No había futuro con él.

 

Las frías tardes de invierno,

en mi humilde habitación

de aquella triste pensión,

tenía que pasarlas sola

 

Mientras él, con su esposa

feliz se refocilaba,

seguro no se acordaba

de esta pobre mujer.

 

Solo un día a la semana

venia a yacer conmigo

cual si fuese un simple amigo,

para marcharse después

 

Pensé reflexivamente

que así no podía seguir.

Ese modo de sufrir

me dejaba el alma helada

 

Quería dejarle de amar,

mas siempre que me miraba

fascinada me quedaba.

No sabía cómo hacer.

 

Decidí reprimir mi amor

minimizar mi querer

aquel hechizo romper

hasta dejarle de amar

 

Tomé esa decisión.

Del hombre del que enamoré,

a quien tanto idolatré

nada podía esperar

 

Mas con esas reflexiones,

con aquellos pensamientos

surgían remordimientos

difíciles de erradicar

 

Poco a poco conseguí

lo que estaba pretendiendo,

la pasión fue remitiendo

y el amor se extinguió.

 

Seguí con él por el sexo

excepcional que me daba,

que era lo que deseaba,

aun sin proyecto en común

 

Astuto advirtió en mi el cambio,

el hecho le sorprendió.

- Que te ocurre - inquirió -

- ¿acaso ya no me amas?

 

- ¿Vas a quedarte conmigo

si te digo que te quiero?

¿eso harías?, no lo creo.

Esto tú nunca lo harás.

 

Entonces ¿porque preguntas?

El escuchó con hombría

las cosas que le decía

a las que no contestó

 

Pasaron algunos años

de aquel molesto incidente.

El seguía vehemente

puesta en mí su atención

 

Llegó un día que enviudó.

Vino a hacerme la propuesta,

seguro de mi respuesta:

Que fuera a vivir con él.

 

Del subconsciente emergió

el deseo de venganza.

Durante tiempo y a ultranza

había incubado en él

                                                                              

Tardé en responderle un rato,

igual que él hizo conmigo.

Una especie de castigo

que estaba imponiéndole a él.

 

Estuve tiempo esperando

a que él se decidiera

y conmigo se viniera,

a lo que nunca accedió.

 

Y ahora que solo estaba

me venía a buscar.

No era manera de amar.

Le dije que ahora ya no.

 

Con palabras muy concretas

le vine a manifestar

que no iba a resucitar

mi amor ahora extinguido

 

Tuvimos una discusión

como nunca antes tuvimos.

después de la cual rompimos.

No nos volvimos a ver.

 

Y de aquel sublime amor

sólo me queda el recuerdo.

Yo siempre de él me acuerdo

y de mi gran pasión por él

 

Y no le guardo rencor

por su modo de actuar,

sobre su forma de amar

que nunca jamás comprendí.

 

Barcelona, 10 julio 2018

josecarlosbalague