En el fondo donde quedan,
los pensamientos frustrados.
Un polvo se sedimenta,
que con el tiempo hace daño.
Polvo de audaces bosquejos,
que nacieron ideales.
Envueltos en entusiasmo.
Cual pretendidas verdades,
que va diluyendo el tiempo.
En el fondo se pelean,
sentimientos e ideales.
Van buscando el equilibrio,
que del desastre les salve.
En su lucha clandestina.
Se forjan los pensamientos,
que a la superficie salen.
Cubiertos de cicatrices,
Van esculpiendo el carácter.
Al presentarse ante el mundo,
se declara su talante.
La dimensión de la forma,
que toman sus realidades.
Dando valor al respeto,
o no respetando a nadie.
En el fondo se concitan,
las huellas de sus andares.
Algunas de gran nobleza,
otras de zafias verdades.
Más todas ellas conforman,
su variopinto bagaje.
En su lento caminar,
van lastrando el corazón,
con tan complejo equipaje.
Caminos solo de ida.
Sin vuelta atrás que reparen.
Los falsos pasos vividos,
en su caminar errante.
Sobre la hierba aplastada,
del peso del caminante.
Queda la nefasta impronta,
que cada paso deshace.
En los ojos se vislumbran,
los varapalos del viaje.
Lágrimas y sudor.
Cercos de nieve flotantes.
Forjados en el valor,
de seguir hacia adelante.
Veredas sobre la piel,
de caminar sobre alambres.
Cada pisada un delirio,
en equilibrio inestable.
Cada lágrima la esencia,
de las bocanadas de aire.
Los soplos de la razón,
que en cada aliento renace.
En el fondo un resplandor.
Lejano, pero alcanzable.
Absorbido por el negro,
de la conciencia cobarde.
Pero atado a la ilusión,
para que alguien le rescate.
A. L.
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