Cuando inicia la alborada
Y me asomo a la ventana,
Puedo verte en cada rayo
De la luz de tu mirada.
En el alegre cantar de las aves,
Que agradecidas te aclaman,
Te suplican con cariño,
seas de nave de sus alas.
En la esperanza que engalana
La sonrisa del enfermo,
que me alienta y sostiene,
Cuando otro me amilana.
Y yo me siento pequeña,
pero muy apapachada.
soy para Tí muy valiosa,
Me dices con voz risueña.
Y me aventuro en el camino,
Siempre asida de tu mano.
!Vamos, corre¡ Me dices,
En busca de otro hermano.
Aquí me tienes bien mío,
Esperándote de nuevo.
despojándome de aquello,
que me costaba trabajo.
Pues ya no es necesario
Seguir cargando ese lastre,
Lo he dejado allá abajo
Cuando estuve ahí postrado.
\"Ya nunca estrás sola\"
Me susurraste al oído.
La noche se ha disipado
!Yo siempre estaré contigo¡