Blancas mañanas,
allá donde se perdía tu mirada.
Donde tus besos fueron,
la gloria de mi alma.
Despierta mi niña,
esos ojitos, y mírame
que yo soy quien te ama.
Dime quien te espera,
si es la lluvia o el viento,
o el cielo.
Abrázame no te vayas,
cuánto tiempo van a estar
nuestras almas separadas.
Yo seré un río de lágrimas,
una ola perdida en un océano,
una estrella sin luz que se apaga.
Mírame mi niña,
bésame que mi alma está desesperada,
y mi corazón llora sin tu mirada...