Casi se me cierran los ojos, pero ya no me vale la pena volver a casa, así que aquí estoy con mi Dolita, sentada en el campo y ella en vez de hacer sus pises, tumbada a mi lado.
Otro perro grandote anda por ahí pero cada uno va a su bola, como las personas imagino.
El tiempo pasa de una manera especial los viernes por la tarde, como si tuvieras todas unas vacaciones por delante cuando en realidad solo son dos días que pasan realmente rápido.
Tengo los auriculares puestos y escucho canciones, unas me gustan más que otras, mientras de vez en cuando miro a mi Dolita pues ahora se ha tumbado a mi espalda, de manera que cuando me giro para mirarla, ella levemente levanta la cabeza y ligeramente los ojos como diciéndome \"tranquila, sigo aquí\" y yo solo sonrio mientras a lo lejos se oye algún trueno. En breve lloverá.
Una pareja está sentada a la orilla de un riachuelo... Tontean y creo que ya son algo más que amigos, los dos me saludan pues somos conocidos a través de nuestros perros.
La verdad es que se está bien... Y Doliña sigue tumbada y relajada...
Es imposible no pensar en nada, los pensamientos de diversa índole se imponen unos a otros sin aparente relación.
\"Porque mi cintura necesita tu ayuda\"... dice la canción... Es simpática, y es imposible no moverse...
Me cambio de sitio a donde me dé el sol, empieza a refrescar y Dolita se tumba prácticamente encima mía. Pide mimos y por supuesto se los doy a montones.
La pareja se va pero antes se acerca para despedirse . Hablamos cuatro cosas y se van juntos. Mañana nos volveremos a ver seguro, siempre coincidimos los mismos.
A lo lejos se oyen las campanas de la catedral dando las ocho de la tarde.Noto un cosquilleo en mi brazo, una hormiga esta trepando por él... Y Dolita permanece a mi lado. Ya comienza a llover.