La vida,
aquel cóctel indescifrable,
aderezo de mieses dulces, agrias
y otras insípidas verduras
maduradas entre periódicos repletos
de aconteceres amargos,
se ha de saborearla sonriendo,
entre lágrimas y ocasos
que atropellan;
convencidos
convenciendo
que en todo lo que
te expriman,
te exploten
te sangren;
que en todo lo que calles
ahora y siempre
habrá toda una pasión.
Bolívar Delgado Arce