Aquí estoy, a tu lado me tienes
llevando entre mis manos
el peso de un amor atrapado.
Un amor que se deja llevar
y en su vuelo te extraña
y te canta…
-Me hace soñar,
cuando vivir en Ella,
en esa realidad soñada,
y me alumbra con el relucir
de su dorada sonrisa dorada,
que se encienden las farolas
de mi calle y te veo venir
como la reina de mi alcoba.
También me hace soñar,
imaginar en ese sueño tan real,
que estando callada
con la mirada
prendida en algún lugar
de su alma,
son deseos de mujer
enamorada,
de mujer apasionada
del amor y la vida,
los destellos dorados
que reflejan esas miradas,
ríos de esperanza,
fuente donde sacia
la sed de amar y ser amada.
Toda en Ella es como soñar,
imaginar que se ilumina
la noche más oscura,
y en el claro día que alumbra,
ver como torna a la vida
la belleza prendida
en frondosas praderas,
las que siguen plateadas de luna,
relucientes de perlas.
Es en ese mi existir de ensueño,
tendido en la verde esperanza,
donde veo pasar las estrellas,
y las miro tan cercanas,
que, si alzara mis manos,
hasta podría tocarlas.
-Me gusta pensar,
por siempre amada,
que de la nada,
soy capaz de crear
un lazo invisible
entre tu sombra
y mi orilla,
entre las húmedas praderas
y tu cuerpo tangible:
-sombra prolongada
de palmera orgullosa
que, en la arena de mi playa,
puedo besar
y te beso
con cada una de las olas
de mi boca de mar.
Mi cuerpo salado y alborotado,
tan deseoso de tus encantos,
tan apasionadamente enamorado,
que no sabe del fin de los tiempos,
en la sombra de tu cuerpo infinito
donde se unen miradas y sonrisas,
en ese lugar de encuentro,
donde habitan mis apasionados sueños,
ahí, y al instante, siempre te tengo.
-Me encanta sentir,
visualizar,
aspirar,
respirar,
saborear,
experimentar,
presentir,
que los aromas que despiertan
en mis mañanas:
el jazmín,
la canela,
la rosa,
la hierba mojada,
vienen de la sombra
de aquella palmera frondosa
que orgullosa desprende
la esencia de la belleza,
tú, que cuelgas es tus brazos
las semillas de la vida,
esa dorada existencia
madura y apetitosa,
deseosa de ser comida.
-Me cautiva fantasear,
que,
al desear ser en ti
algo más que una brisa pasajera,
muchos más que un efímero beso,
despierto los sueños de amor
en el acompasado latir
de un sentir dormido que espera
apoyado en el alféizar de los sueños
un nuevo amanecer, repleto
del bello canto que la pasión plena
es capaz de explorar en las bellas
melodías que componen tus manos.
Y es que mi alma,
al extrañarte tanto,
de tanto pensarte:
-me abarcas-
-me invades-
-me cambias-
-me inventas-
-me modelas-
-me moldeas-
-y en esos pensamientos,
que son tuyos,
-en todas esas vivencias,
me inventas cuando me miras,
y al ser tu mirada precursora
de cuantos perfiles delimitan
los contornos de mi vida,
de esa manera,
con tu mirada de cielos abiertos
se transforman mis sentidos
y me conviertes
en un traductor de códigos,
que, exprimiendo cada coma,
explorando cada espacio,
trata de percibir los secretos
que vuelan entre las palabras,
esas que agrupadas en versos
como fascinantes ingredientes,
son para mis interrogantes,
la paloma mensajera que llega
con un mensaje prendido en sus alas:
“la llave que abre las puertas
de mi vida,
se encuentra en tu conciencia dormida”
Es entonces que despierta
esa vida aletargada y muda
cuando llegan tus palabras,
haciendo que las mías,
en la intimidad del pensamiento,
se troquelen,
tomen tu cuerpo
y en mis contornos,
frontera de mi vida con la tuya,
te hagas visibles
con el regocijo del condenado
que es perdonado.
Cuando llegas de improviso,
cuando te asomas
al balcón de mis palabras,
tus negras pestañas negras,
se abren,
te sonríes,
miras a lo lejos
y te quedas pensando,
buscando en el horizonte,
tal vez que una luz que me delate,
es entonces que los ruidos,
por la profundidad de tu mirada,
se desvanecen,
el silencio me envuelve
y como sombra alargada
que no lo es tanto
cuando me nombras,
busca en tu horizonte las huellas
que voy dejando
porque al ser tú mi estrella,
eres a la vez la estela luminosa
que me identifica.
Es por eso
que procuro dilatar los sueños,
para que los versos,
-que son los tuyos-
se sucedan
como notas sin pausas,
en el deseo de que las oigas,
reclines tu vida en la mía
y recostada sobre ella,
pienses y me respondas.
Respuesta soñada
Cómo me llegan tus notas,
-y tu resplandor-
cómo de altas y claras,
-con cuanta luz
de tan ardiente amor-
y clarificadoras,
tanto que son aliento quemando mis labios,
calor derritiendo la cera de mi piel,
energía de vida para mis pétalos dormidos,
-mis negras pestañas negras
se abren como flores en primavera
cuando la luz del sol,
-que es la tuya-
las acaricia con esos rayos de amor.
Son tus notas las que llegan
con reflejos dorados
abriendo de par en par las puertas
de mi conciencia dormida,
y me llegan
bañadas de esa bella melodía
con sabor salado
de una mar en calma,
donde en sus orillas,
me cantan sirenas
acompañadas
de un coro de caracolas
que en las pausas me besan
con besos apasionados.
Un corazón despierta en la magia
de las palabras encantadas,
y entonando con amor su balada,
sueña con su amada…
Por oírte decir eso
por saber de tus labios abiertos,
las palabras,
-mi amor más querido y soñado-
se hacen interminables,
y para interminablemente tenerte,
es ya,
que en esa playa que acaricia
con sus olas blancas y saladas
tu piel de seda aterciopelada,
será como un caudal inagotable,
un río interminable de cristalinas aguas,
que colmarán cuanto de imposible haya
en los deseos sedientos que te callas.
Y cuando al llegar a tus orillas,
adivine lo que te falta,
convertiré todos los silencios
en una bella melodía encantada,
la escribiré en el libro blanco de tu vida,
compondré las notas con tu sonrisa,
con tu mirada cautivadora,
luego, cuando esté acabada,
pero interminable,
abrazaré tu cintura,
y bailaremos al compás de tu aliento
con mis acordes.
Y en los espacios en blanco,
en las pausas,
besaré tus labios
los besaré con tanto amor,
tan profundamente,
como aquel paisaje que se prolonga
y se une en el horizonte,
esa maravillosa vista
que son tus praderas, tus bosques:
frondosas,
fecundos,
tupidos,
hermosas.
Mujer enamorada, apasionada de la vida
que habitas en las cuevas de los sueños,
enciende el fuego para que el frío invierno,
con tu presencia, sea una eterna primavera.