Me puse a charlar con mi primer beso:
labios burbujeantes, suspiro real.
Cierro mis ojos y me vuelvo preso,
y escapo hacía un universo irreal
cubierto de efigies de blanco yeso
¿Dónde está el sentimiento puro?, ¿leal?
Siento dentro de mi ser el sabor
de descubrir a un hechicero amor.
Me puse a charlar con mis otros besos:
variopintos sabores complacientes,
besos compañeros, besos traviesos;
efervescencias, gemidos ardientes.
Una esquina a media luz, impacientes
los labios se prodigan con excesos
danzantes de gozo primaveral,
con impavidez de amor natural.
Besos que mis reminiscencias alimentan,
besos que mis intimidades aún contemplan.