Verano Brisas

CARL SAGAN

Tú, plantado como un Sol en mitad del infinito,

con el cosmos a cuestas,

para llenar de luz nuestras mentes timoratas

que sólo dan traspié sobre traspié

por el camino de la vida que estudiaste

como una flor de pétalos vibrantes

en el polifacético jardín de las estrellas.

 

Tú, a quien muchos poetas cantarán

como yo, con pobres versos

talvez ajenos a la profunda dimensión

de tus sencillas palabras.

 

Tú, que inundaste de lágrimas mis ojos

mostrando con sobrio dramatismo

las inefables posibilidades

de este asombroso universo que habitamos.

 

Tú y los que siempre acompañaron con su genio

las precisas investigaciones

que llevaste adelante sin fatiga

sobre los azarosos comienzos de la vida,

para belleza y solaz de nuestro espíritu,

merecen sin ninguna salvedad,

no un humilde y anacrónico homenaje

sino la gratitud perenne de los dioses.

 

Confío, con la seguridad de los ingenuos,

que allá en las hondas cavidades cósmicas

donde quizás tu fuego se detuvo,

recibas generoso el eco de mi voz

y sigas irradiando para todos

los que aún depredamos esta tierra

tus mensajes de ciencia y poesía

que tanto hicieron por nosotros

cuando fuiste amigo, maestro y compañero

en el penoso proceso de aprendizaje

que siempre nos negaron

los siniestros heraldos del oscurantismo.