Entre la majestuosa selva atrateña,
cruzada por el Cabí, el Caraño, la Aurora y la Yesca,
imponente te levantas, querida tierra,
gloriosa al cielo te muestras.
Chocosones por doquier suenan,
chirimías tus días alegran,
tertulias, bailes, retretas,
en cualquier lugar encuentras.
Tus gentes, amables y contentas,
de progreso y sabiduría sedientas,
con la música o las letras
en la historia un lugar te generan.
El Atrato, de ti, eterno enamorado,
en silencio, alegre ha contemplado
como poco a poco has progresado
y tu singular belleza no ha cambiado.
San Pacho, tu divino hermano
con celo en paz te ha guardado,
de toda catástrofe te ha librado,
de tus sendas siempre ha cuidado.
¡Oh, bello pueblo!
que siempre te mantienes de fiesta:
sólo te dejo mi verso,
porque a mi alma el tiempo se lleva.