Te regalo todos los momentos que le has dado a mi vida, también la sonrisa que tus desidias ausentaron de mí.
Me parece que al marcharte no advertiste que liberabas a mi alma del martirio y del dolor, que horadabas mi esencia, con tu actitud...haciéndome morir por dentro.
Tus oprobios abrieron un inmenso vacío entre nosotros perturbando mi vida...llevándose mi paz.
Ahora, sin enjuiciarte, este humilde corazón que ya se ha restablecido te regala todo cuanto le pudiste dar, o más bien, te perdona.
PABEDIZ