Quiero decirle poco.
Quizá nada le diga,
tal vez solo la mire para robarle un beso.
Son pocas las palabras que quiero pronunciarle,
porque me pierdo un tiempo valioso para amarla.
No sé si al encontrarla,
los nervios me carcoman,
la ansiedad me supere,
las piernas se me aflojen,
o me tiemblen los ojos
del sol de su sonrisa.
Yo creo que esta prisa
me correrá en las venas
porque deseo tanto su mar y sus riberas,
sobre mi boca amarga que añora la dulzura
que siento que el momento será:
¡Ay!... disfrutarla.
Porque morí hace un tiempo
como mueren los hombres que están enamorados
los que entregan su fuego,
los que regalan su calma,
los que se complementan
cuando voz y guitarra
en arpegios de luna
se desgarran en sábanas,
tomándose los cuerpos
hasta quedar sin savia...
Por eso... por eso cuando estrene mi amor esta mañana;
quizá pocas palabras coordine en esta boca
y quiera atravesarla con todas las miradas,
dejándola desnuda
bebiéndomela toda
hasta exprimirle el alma.