En rutas largas te veo,
en las rutas cortas
suspiro por tu olvido.
Viviré para contarte
los secretos de verte,
cada que te alejas de mí,
con cada que me sumí
en el color de tu piel.
El reflejo de tu anatomía,
sabiendo que no te miro,
el alma de mi anemía
al no tenerte en amaro.
La razón para cantarte el poema,
que hoy te escribó con los besos
que nos dimos en las ilusiones del alma.
Me contaste el sosaño de carmínes falsos.
Soslayó las rutas que te olvidan,
permaneciendo en la imprudencia
de cruzar los pies que dudan
el camino de nuestro viaje a Francia.
Así se siente ser la sonrisa hipócrita
de las palabras que me dice el diablo,
cuando pienso en lo que se adapta
el latido del corazón en lo que habló.