Aunque la vida no sea siempre quietud
y a veces, feroces huracanes llegaran por el oeste
volcando embarcaciones enteras de sueños,
naufragando ideas, canciones y oraciones.
Continuaré creando mundos paralelos,
donde el tiempo sea solo una absurda idea
de unos pocos instantes eternos,
instantes en los que puedo contemplar tu mirar
acariciar tu piel y besar tus labios.
Continuaré soñando con ese, “tú y yo” perdido,
fastidiando así, tal vez, los pragmatismos del romanticismo ortodoxo
y los ocasos inspiradores de un aedo obsesionado con su niñez.
Aunque la vida no sea siempre quietud
continuaré soñando contigo,
con ese “nosotros” olvidado.