Dibujo tus rasgos a caricias,
besándote lentamente
en la infinidad de lo oscuro.
Te susurro al oído;
cuanta exitación hay entre tu y yo,
y los incendios de piel llueven
mientras nos quedamos sin ropa,
-eres mía y yo soy tuyo-
intento tocarte sin rodeos,
la timidez no existe,
solo el deseo de que estés aquí,
sentada en mis piernas,
frente a frente,
besos contra besos,
caricias contra caricias
y te deseo;
mas que nunca, ahora, aquí,
en mi cama,
tu piel de miel arde como la mía,
la espiga de tu cuerpo
se retuerce en movimientos del cielo,
te siento en mi,
desenfrenadamente te busco
pero lo físico no basta;
no pararía de tocarte hasta llegar a tu corazón
morderlo, poseerlo.
Al oído te susurro entre jadeos interminables;
eres mía, cariño.