Cuenta una leyenda guaraní,
que cuando florece el lapacho,
el invierno llega a su fin.
La magia de la naturaleza nos regala su belleza,
el suelo se cubre de rosa, y revolotean las mariposas
mientras va libando el colibrí, el dulce néctar de miel.
En la selva sobresalen, entre las copas de los árboles,
esas bellezas rosadas, que perfuman todo el aire,
y llenan los ojos de luz, mientras canta la calandria,
y las aves trinan felices, su concierto en primavera.
Sumerjo mis pies en tus aguas,
arroyito cristalino de mi tierra colorada,
rodeada de pitangas y flores de guayabas,
y un fondo de acordeón tocando un chamamé,
mis oidos escuchan...el silencio de la nada.
El trino de tus aves, unidos a las cascadas,
son música de ensueño para descanso del alma,
agüita fresca que mece mi cuerpo sobre las olas,
paz interior que grita ¡esto me hacia falta!
para descansar tranquila, para no pensar en nada.
P.D. y la humanidad sigue matando la belleza que Dios nos ha legado, para tener nuestro paraíso soñado.