Ay, cada que respiro te recuerdo,
Cuando cierro mis ojos yo suspiro
Pues en mi mundo interno siempre te miro,
Con aquella sonrisa, entre mis sueños;
Te has metido, amor mío, a mi silencio;
Te quedaste tatuada, flor y espino,
En alma, corazón, en el delirio,
De mi cuerpo, deseo y pensamiento;
Eres sombra, perfume o la figura
Que me anuncia esa aurora que se apaga
De encontrar un oasis en la bruma,
Que después de un instante fatua escapa;
Sin embargo, eres luz que siempre alumbra
Y llenas de ilusión mis esperanzas…